El reencuentro



El reencuentro


Relato Ganador del Primer Concurso de Relatos Eróticos Gay (Agosto - Septiembre de 2009)

Autor: tatojimmy
Blog: Y... vuelven mis dedos a volar sobre el teclado..

Borja llegó por fin a la casa.

Se había perdido al menos 4 veces. El plano que le había enviado Diego por mail era una mierda. Pero una mierda completa.

No estaba de buen humor. Llevaba conduciendo 4 horas seguidas. Sus piernas estaban anquilosadas. Salió de su Corsa “último modelo del 86” y creía que se le iban a romper por veinte sitios. Y encima hacía un frío del copón. Rápidamente volvió a meter su cuerpo en el coche para coger su abrigo. Se lo puso rápidamente y se lo abrochó hasta el último botón. Hasta ese que nunca se abrochaba porque le apretaba el cuello. Cogió su mochila y se dirigió hacia la puerta.

Se paró unos pasos antes. Miró la casa. De piedra. Muy antigua. No parecía que la cuidaran mucho. Esperaba que al menos hubiera buena calefacción. Si no, iba a ser un finde horroroso. O no... habría que calentarse de alguna forma. Este último pensamiento le hizo sonreír. Hacía ya más de un mes que no veía a Diego. Habría que recuperar...

Mejoró su humor. Arrancó decidido hasta llegar a la puerta. Buscó un timbre o algo para llamar, pero no lo encontró. Levantó la mano para dar un golpe, pero se dio cuenta de que la puerta estaba abierta.

Empujó pues la puerta. Un ruido horroroso salió de los goznes. Desde luego, si hubiera pensado dar una sorpresa a Diego, hubiera sido misión imposible.

- ¡Hola! – gritó una vez que cerró la puerta.
- A la izquierda. Sigue el pasillo.
- ¡Eres un mamón gilipollas! ¡Menuda mierda de plano me mandaste!

Mientras desahogaba su mala milk, Borja iba caminando hacia dónde se suponía venía la voz de Diego. Al fondo vio una habitación que tenía la puerta semi abierta, al contrario que el resto de las habitaciones que salían del pasillo.

- Yo también te quiero y te he echado de menos.
- No me cambies de tema, cabrón. Si crees que me vas a amansar tan fácilmente, lo… ¡¡hostias!!

Borja había llegado a la habitación. Había abierto la puerta… Diego estaba sentado sobre una especie de alfombra, cerca de la chimenea. Estaba con un edredón sobre los hombros que le tapaba entero. Estaba frente a él, sonriendo. Había un par de desvencijadas butacas, y sofá que parecía sobrevivir mejor al paso de tiempo, una mesa camilla. Y a pesar de la chimenea, de su fuego… hacía frío allí dentro.

- ¡Una hora tarde, capullo! – le dijo Diego para picarle.
- ¡Encima!
- ¿Dónde dejo la mochila?
- En cualquier esquina.
- ¿Pero vamos…?
- No tengo intención de salir de esta habitación.
- ¿Y…?
- Vale, para ir al servicio. Lo demás…
- Pero hace un frío del copón…
- Tú y tu copón… ¡Que va a hacer frío! ¡Mira!

Y diciendo esto, apartó el edredón hacia los lados, y mostró a Borja su desnudez. Y su miembro que reconoció a Borja, empezó a animarse.

- Ya estás tardando en despelotarte, tío.

Borja… Borja se quedó con la boca abierta. Su boca empezó a fabricar saliva a toda pastilla. Como si las glándulas de su cuerpo supieran solas que dentro de un rato, iba a necesitar su dueño de todo su trabajo. Empezó a ser consciente que ya no tenía tanto frío. Que en concreto, ahí, en la zona de su entrepierna, su miembro y sus guardaespaldas, estaban, más bien, próximos a un golpe de calor.

De un solo gesto, se quitó la mochila de encima. Mientras con una mano hacía esto, un pie quitaba su zapa contraria. Y una mano se desabrochaba el abrigo, ya no tenía ninguna Converse puesta, la mochila estaba en el suelo, el abrigo también, y la sudadera y la camiseta fueron a la vez, como así lo hicieron, juntos, el pantalón y lo D&G que tanto le habían costado la semana pasada, y que por lo que veía, no iban a surtir ningún efecto. Levantó su pie derecho para quitarse el calcetín… pero casi pierde el equilibrio y se cae al suelo. Consiguió mantener el equilibrio con unos pequeños saltos que produjeron la risa de Diego.

Ya completamente desnudo, con su miembro semi erecto, corrió hacia donde estaba Diego sentado…

- Borja, cierra la puerta, anda. Por el calor ya sabes…
- Joder, te podías haber acordado antes… tú lo que quieres es verme correr en bolas.
- Algo de eso hay, para que engañarte… me mola ver tu miembro arriba y abajo cuando corres, y como se mueven los mofletes de tu culo. ¡¡Qué culo jodido!!

Borja llegó dónde Diego. Se sentó en el suelo, detrás de él. Le rodeó con sus brazos, y le pegó a su cuerpo. Diego recostó la cabeza sobre el hombro de Borja. Giró un poco la cabeza para mirarle a los ojos, y para que sus labios se encontraran. Diego sintió el cuerpo frío de Borja. Sintió esas gotas de sudor que se había casi helado al desnudarse. Sintió a la vez sus labios ardientes sobre los suyos. Sintió el miembro de Borja pegado a su espalda. Lo sintió crecer… lo sintió palpitar… sintió la lengua de Borja penetrar en su boca. Una y otra vez. Sintió que su lengua ganaba en ocasiones la batalla y penetraba la boca de Borja. Ese sabor… esos caramelos de limón que tanto le gustaban… esa suave aspereza de su lengua… Hacía casi un mes que no le había podido ver… un mes soñando cada noche con una escena distinta. Con un beso distinto… con una pasión diferente, con un juego electrizante… soñando cada noche con rodearle con sus brazos, con que los brazos de Borja el rodearan a él, besándose con pasión, sin descanso, como ahora lo estaban haciendo… pero rodando los dos cuerpos juntos por toda la casa… ¿qué casa? Cualquier casa, en cualquier habitación… o en el cine, o en la puta calle, a la luz de las putas farolas de mierda… Sigue Borja sigue… ¡¡Joder!! Tu miembro sigue creciendo… ¡¡Joder!! Parece que tu polla haya crecido más desde la última vez… ¡¡Joder!! Cómo palpita la jodida de ella… como la noto en la espalda, justo por encima de ese huequillo que da comienzo a mi culo…

Pararon unos instantes… Se miraron a los ojos…

- ¿Tienes frío Borja?
- Ahora no. Estás ardiendo jodido… ¿Me has echado de menos?
- Claro. Apenas he dormido desde hace unos días pensando en este finde.
- ¿Y que has pensado? ¿Qué juegos te has inventado esta vez?
- Hummmm, no me he acabado de decidir. Quizás juguemos un poco con el ropero de mi abuela, que está en el piso de arriba. Desde luego, no vas a ponerte la ropa más este finde. Quizás te vende los ojos un rato… y juguetee con tu cuerpo sin que tú veas dónde voy a posar mi lengua. O quizás te ate para que te sientas a mi merced… para que se te ponga dura solo de imaginarte dónde te voy a tocar, a morder, a lamer… sin que tú puedas impedirlo… quizás pruebe a comer esas frutas de ahí sobre tu cuerpo… o las meta en tu boca para comerlas desde ahí… o desde tu culo… esas fresas…
- ¡Joder! Me estás poniendo cachondo…
- No mientas. Estás cachondo desde que has puesto tu cuerpo contra mi espalda. Tu polla no deja de bailar…
- ¿Y la tuya? – Y Borja fue a poner sus manos sobre los genitales de Diego, pero este se lo impidió.
- No peques. En esta fase del juego… un dedo… solo un dedo podrás poner en mi polla. Y yo solo podré poner un dedo sobre la tuya. Pero ni yo tocaré la mía, ni tú tocarás la tuya.
- Bueno… ¿y que quieres…? ¿Un dedo?
- A mí me ha sobrado un dedo para ponerte a mil.

Diego empezó a moverse muy lentamente. Arriba y abajo. De forma un poco circular. Llevó uno de sus dedos a la boca de Borja. Borja miraba al techo… ese ligero movimiento, estaba produciendo un pequeño roce de su miembro con su propio estómago y con la espalda de Diego. Notó Diego que la polla de Borja empezaba a babear un poquito. Pero decidió ayudarla un poco. Llevó se dedo mojado con la saliva de Borja, hasta su polla. Paseó suavemente su dedo por la cabeza… recorriéndola de forma circular… volvió a llevar ese dedo a la boca de su amante… y repitió la operación varias veces. Notó que ya estaba bien lubricada… se pegó más si cabe al cuerpo de Borja… siguió con sus movimientos lentos… circulares… la polla de Borja seguía…

- ¡Joder! ¡Para! … ¡¡Para joder!! ¡¡Qué me voy a correr!!!
- De eso se trata. – le dijo con voz sensual, y para evitar que hablara, metió el dedo índice en la boca de Borja… cerró sus labios sobre el dedo… chupaba ese dedo como si le fuera la vida en ello… como si fuera el pene de Diego… empezó a gemir… Diego aceleró un poco el movimiento de su cuerpo… circular… notó como palpitaba ahora con más velocidad… Borja gemía… Tensó todos sus músculos… dirigió su mirada ciega hacia el techo... su polla palpitaba… más, y más… - ¡¡¡joder!!!!! ¡¡La madre que te parió cabrón!!!!!!! ¡¡¡aggggggggggggggggggggggggggggg!!!!!




Diego sonreía. Fue bajando el ritmo de sus movimientos. Notaba la leche caliente en su espalda. Aparentaba una señora corrida. Notaba la respiración todavía agitada de Borja. Éste dejó caer la cabeza sobre su hombro… le oyó susurrar algunas palabras… aunque solo entendió “cabrón”. Giró su cabeza. Le vio esa expresión idiota con sonrisa incluida que solemos tener después de una buena corrida. “Cabrón” volvió a repetir Borja. Esta vez un poco más alto.



- Eres un jodido Diego… te he echado tanto de menos… he echado de menos estas piernas – y diciendo esto sus brazos para alcanzar sus tobillos. Mientras colocó su barbilla sobre su hombro, y Diego recostó su cabeza hacia atrás.

Iba rozando suavemente las piernas de Diego, con sus manos… desde los tobillos hacia sus muslos… por la parte interior… suave y lento, sin perder ni un milímetro de ese camino de subida. Acariciando cada palmo… llegó hasta casi sus genitales… pero ahí empezó de nuevo a recorrer esas piernas tan firmes, tan suaves, hacia abajo. Esta vez lo hizo con el dorso de sus manos… haciendo pequeños círculos… Diego suspiraba… Borja sabía como sacarle esos suspiros sin tocar sus genitales… nadie le había acariciado nunca como él, nadie había descubierto tantos rincones de su cuerpo que le dieran placer… uno de ellos eran las piernas… esa forma de acariciarle… y sobre todo cuando llegaba otra vez a los muslos… sentía ahora que las manos de Borja llegaban otra vez a la zona alta de sus muslos… Diego cerró los ojos…

- ¿Ya estás caliente mi amor? – susurró Borja…
- Sí por favor… haz algo… agarra mi…
- No… solo puedo con un dedo… recuerdas…
- Da igual, rompo mi norma de hoy… me estás poniendo a cien… no puedo esperar más… eres un capullo redomado… joder…

Y Diego intentó moverse, darse la vuelta… intentó levantarse… pero Borja con suavidad pero firmemente, no le dejó…

- No puedo esperar… haz algo…
- Calla de una vez… que pareces una cotorra… cocoa… cocoa…

Borja acercó su boca al cuello de Diego. Le fue dando pequeños besitos. Le lamía suavemente, despacio… alcanzó al lóbulo de su oreja… primero lo acarició con su lengua… cerró sus labios sobre él… lo mordió suavemente. Sus manos no dejaban de recorrer suavemente las piernas de Diego…

Diego no dejaba de suspirar. Eran demasiadas sensaciones a la vez. Era demasiado tiempo soñando con este momento, con el cuerpo de Borja pegado al suyo, con sus manos recorriendo su cuerpo, con su boca… con su lengua… Notaba además con el pene de Borja no hacía más que crecer, aunque había descargado apenas hacía unos minutos… Notar además la respiración suave de él sobre su cuello… detrás de la oreja… una respiración que parecía se mecía también al ritmo de esa canción que estaba cantando los dos… de esa poesía que estaban componiendo… con métrica perfecta… como la perfección de sus cuerpos pegados, piel con piel… sin un hueco entre ellos… notaba su polla palpitar… parecía que iba a estallar… necesitaba un solo empujón más para estallar en borbotones… lo necesitaba… esa sensación previa al orgasmo le invadía el estómago… el pubis… el perineo… su culo… esa sensación de que un estallido de placer está llegando… todo era placer… pero quedaba esa bomba final… apenas se dio cuenta de que Borja le estaba pellizcando… todo su cuerpo estaba lleno de sensaciones… no le daba tiempo a disfrutar de cada una por separado… las manos de Borja en sus piernas, en sus muslos, su lengua en el cuello, su respiración, su pecho contra su espalda… el palpitar de su polla frente al principio de su espalda… ahora los dedos de Borja estaban en su perineo… en esa zona entre los huevos y su ano… ¡¡Por Dios!!! Empezó a pensar que iba a ser posible correrse sin siquiera tocar su polla… “por favor”… “Borja, por favor”… no dejaba de pensar… notó un dedo subir por su polla… Borja se había decidido al fin… ese suave roce de un dedo… “por favor”… llegó hasta la cabeza de su falo… “por favor”… suavemente acariciaba ahora ese punto… ese punto… “por favor” solo era un roce… “Por Dios”… suavemente… en círculos… notaba su lengua en su oreja… su dedo en ese punto… solo un dedo… suavemente en círculos… notaba la polla de Borja palpitar en su espalda… notaba un suave movimiento… el pecho de Borja caracoleaba sobre su espalda… “¡Por Dios!” Diego… gemía... Ese dedo en…

-¡Por Diossssssssssssss!!!!!!!!!!!... ¡¡Agggggggggggggggggggggg!!!!

Diego levantó su cuerpo… tensó todos sus músculos… apoyaba solo su cabeza en el hombro de Borja… y sus talones… levantó su cuerpo… se cayó el edredón al suelo… todos sus músculos estaban en tensión… su cuerpo estaba brillante… bañado en sudor… y Borja seguía besando su cuello… mientras observaba…
Uno… - ¡Aggggg!
Dos… - ¡Agggggggggggg!
Tres… cuatro… cinco… su respiración estaba entrecortada… notó como el semen volvía a caer sobre su cuerpo… giró su cabeza… como un desesperado giraba su cabeza buscando la boca de Borja… la encontró… se besaron…


y se besaron…


Seguía con su cuerpo levantado… todo su estómago y su pecho lleno de leche… su miembro todavía erecto, mirando al techo… su respiración recuperaba poco a poco su ritmo habitual…


y se besaron…


Bajó poco a poco su cuerpo… se volvió a acurrucar entre el cuerpo de Borja… Éste volvió a poner el edredón sobre sus cuerpos… y así se quedaron un rato… mirando el fuego crepitar en la chimenea… con sus manos entrelazadas… piel con piel…


y se besaron…




tatojimmy


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