Qué manera de despedir el verano



Título: Qué manera de despedir el verano

Autor: Knox



Era el último viernes de vacaciones de verano y yo me preparaba para una noche sin mucho alboroto, una amiga me había invitado a una tocada de Bossa en un bar de improvisaciones que tendría la banda de unos amigos suyos. Dijo que sería divertido bailar un rato y quedarnos a la fogata que harían para despedir el verano. Era un bar pequeño con piso entablado y el ambiente estaba bastante alegre, mi amiga bailaba junto a su novio música flamenca que se había puesto a tocar el guitarrista y los otros invitados aplaudían y reían. Yo por mi parte, pegado a la barra, ya iba por mi tercer vaso de ron con limón. Empezaba a aburrirme un poco cuando en la entrada distinguí a uno de los chicos con los que me había graduado del colegio. Era Simón, llevábamos un año fuera y durante el bachillerato no fuimos amigos, apenas saludábamos. Cada uno había tomado un rumbo distinto, yo ingresé a Arquitectura en la Universidad Estatal y él estudiaba Comunicación en la Universidad Católica. Fue fácil reconocerlo, no había cambiado mucho y aparte del hecho de que el condenado está muy bueno, siempre me alegra encontrarme con alguien conocido; así que me acerque a saludarlo.

Él estaba en la entrada del bar viendo hacia afuera. Me le acerqué tomándolo por las nalgas –como hecho el chistoso, porque estaba seguro que le arrancaría una sonrisa. Lo había sorprendido un par de veces mirando a otros chicos en la clase de natación– ¿Ya no saludas a los viejos conocidos? –le pregunté hablándole muy cerca del oído. Sorprendido por la nalgada, regresó a ver y se sorprendió al encontrarse conmigo.

-¡José! No es eso, solo que no te había visto –dijo mientras me abrazaba– ¿Cómo estás?

-Bien, pero empezaba aburrirme un poco. Menos mal llegaste. Ven, te invito un trago –dije tomándolo del brazo mientras nos dirigía a la barra.

-¿Cómo así por acá? –le pregunté ya sentados con trago en mano.

-El que toca los bongós es amigo mío, de la época del conservatorio.

-Ah, cierto que tu estudiabas música.

-¿Y tú?

-¿Ves a la chica de la falda café que está bailando por allá? Es mi amiga y dijo que sería divertido venir. Luego se puso a bailar con el novio. –dije riendo.

-Muy buena la música.

-Sí ¿verdad? Si hubieras venido más temprano habrías oído tocar a toda la banda. –Entonces pusieron una salsa a sonar por los parlantes. Era Persona Ideal – Me encanta esta canción ¿quieres bailar?

-¿Cómo? ¿Aquí?

-¿En dónde más? –le dije riendo y sacándolo a bailar.

Empezamos a pegarnos cada vez un poco más, él me tenía por la cintura y yo a él. Apoyé mi cabeza sobre su cuello y exhalé fuerte. Dábamos una vuelta cuando le pregunté –¿Te consideras exhibicionista?

-¿Exhibicionista cómo?

-¿Te besarías con otro sujeto en medio de estas personas?

-No sé, ¿tú?

-Sólo mírame –dije mientras levantaba el rostro para besarlo. Nos besamos largo rato mientras los asistentes silbaban y vitoreaban. –Nunca falta la gente ridícula, pero eran amigables. Lo hacían en buen plan.

Nos quedamos bailando hasta la una de la mañana cuando ya no quedaba casi nadie. Le pedí que nos sentáramos en la barra, aproveché para pagar la cuenta de lo que habíamos tomado y ya con mis tragos encima aproveché para sacar un condón de mi bolsillo y metérmelo bajo la manga, acerqué la mano a su rostro e hice el viejo truco de sacárselo de la oreja –Esta noche tengo muchas ganas de coger.

-¿Y cómo le vas a hacer? –me preguntó guiñando el ojo.

-Quiero coger contigo –dije llevándome una de las esquinas del condón a la boca y poniendo cara de perro mojado.

-Pero yo… Tengo novia. Y además nunca he estado con otro chico.

-Eso ya lo suponía, se te nota lo tímido. ¿Pero si has estado con chicas verdad?

-Sí.

-No hay mucha diferencia, sólo que esto es mejor. Para todo hay una primera vez –dije acercándome para besarlo– ¿Viniste en tu carro?

-No, vine en taxi.

-Entonces todo listo, ten las llaves del mío. Lo tengo en el parking que está pasando la iglesia de Fatima, desde aquí nos vamos caminando y tú que estás menos ebrio conduces. Si tomas por la Eloy Alfaro vamos a estar en cinco minutos en un sitio donde alquilan habitaciones. ¿Tú no te lavas bien las orejas verdad? –dije sacándole otro condón de la oreja. El rió, me dio un beso y salimos juntos del bar.

Ya en la habitación se había muerto el chico tímido, tenía sus manos por todo lado. No parábamos de besarnos, dando de tumbos contra las paredes a cada rato. Le acaricié el cabello mientras me besaba el cuello. Empecé a desabrocharle la camisa, cuando ya tenía abiertos dos botones metí rápidamente la mano para acariciarle uno de los pezones. Él tomó el saco que traía puesto y me lo quitó dejándome en camiseta. Metió la mano por debajo y la pasó por mi abdomen hacia arriba y hacia abajo –¿Cómo sabía lo mucho que eso me excitaba?– Terminé de desabrocharle la camisa y se la quité, descendí para besarle el pecho y luego bajé lentamente besándolo por toda la línea de la mitad del abdomen, le besé el paquete a través del pantalón y le di una suave mordida. Le aflojé la correa y le bajé los pantalones. Tomé su verga con las dos manos, estaba muy caliente y turgente, se la besé de arriba hacia abajo mientras él me acariciaba el cuello. Empecé a mamársela mientras le acariciaba los muslos, llevé mis manos hacia atrás para agarrarlo de las nalgas a lo que él respondió apretándolas, llevé uno de mis dedos hacia la mitad y empecé a jugar pasándoselo por el culo. Con la otra mano me ensañé contra uno de sus pezones. Podía sentir lo excitado que estaba. Él me tomó de los brazos y me levantó, nos volvimos a besar mientras me quitaba la camiseta.

Me desabroché el pantalón y me bajé los calzoncillos, así quedamos verga con verga, sintiendo cada uno la tibieza del otro. Empezamos a masturbarnos mientras él me pasaba la mano por la espalda de arriba hacia abajo, utilizando solo las yemas de los dedos cuando llegaba a mi cuello. Empecé a lamerle las orejas y él me masturbaba cada vez más rápido. Nos detuvimos un momento para quitarnos los zapatos y deshacernos por completo de los pantalones.

Me le puse de espaldas, me incliné un poco, tomé su verga llevando el brazo hacia atrás y me la puse en el culo, empecé a masturbarlo con mi culo moviéndome rápido de arriba hacia abajo para darle a entender que quería que me penetrara, mientras él me masturbaba y con la otra mano me sostenía del pecho. Se inclinó hacia mí para besarme el cuello y con la mano libre le acaricié el cabello. –Quiero que me cojas –le dije.

Entonces empezó a darme de pingazos en la parte baja de la espalda, estaba tan mojado que con cada pingazo me dejaba húmedo. Me dio la vuelta y me abrazó fuerte hacia él. Podía sentir la tibieza de su verga y de su abdomen bajo. Me llevó hacia la cama, se puso el condón y me penetró Con un pie mío sobre cada hombro suyo. Empecé a gemir y el descendió para besarme, entonces lo tomé del culo con las manos y lo traje hacia mí para que me penetrara más profundo. Envolví su espalda con mis piernas para que nos quedáramos así y el siguió besándome.

Regresó a su posición anterior con uno de mis pies sobre cada hombro suyo. Bajé uno de los pies para acariciarle el pecho con él. Y con una de las manos le acariciaba el abdomen de arriba hacia abajo. Él se fijó en que no tenía ninguna mano sobre mi verga dura y comenzó a masturbarme.

-Ven aquí, bésame –le dije volviendo a apretarlo contra mí. Me llevé la mano a la verga y con el calor de su abdomen bajo sobre ella me corrí. Cuando él se reincorporó le esparcí mi semen con la mano sobre todo su abdomen.

Siguió penetrándome fuerte y profundo de nuevo lo tenía abrazado con los pies por la espalda baja y con las manos le acariciaba el resto de la espalda y el cabello. Empezó a gemir fuerte cuando se corrió, en cuanto lo hizo, descendió suavemente para quedarse recostado sobre mi pecho. Aproveché para darle un beso en la mejilla mal afeitada, pero esa sensación rasposa se sintió genial. Así lo tuve abrazado sobre mí un buen rato. Cogimos tres veces más esa noche hasta caer dormidos.

A la mañana siguiente lo encontré dormido sobre mí. Se veía muy guapo, pero los dos apestábamos a mil rayos. –Despiértate guapo –le dije mientras le daba un beso en el cabello– ¿Cómo amaneció el mejor culo de los egresados 2009?

-¡Hola! –dijo abriendo los ojos y levantando el rostro para darme un beso– Apestas –dijo volviendo a hundir su rostro en mi pecho

-Tú también y yo no ando por ahí quejándome.

-Lo de anoche…

-Tú también querías ¿verdad?

-Sí, pero ahora tengo novia.

-Tienes novia y cogiste conmigo cuatro veces anoche.

-A lo que me refiero es a que pudimos haberlo hecho desde el colegio.

-Yo no sabía que también te gustaban los chicos.

-Pero sí hasta me había fijado en ti. Eres un gil.

-¡Tú eres un gil! Yo también me había fijado en ti –dije dándole una palmada suave en el trasero– Es solo que en el colegio, con todos los otros chicos por ahí como para andar haciendo chisme de uno…

-Tienes razón… –dijo poniéndose de pie para empezar a vestirse.

-¿Qué hora es?

-Las once y media

-¡Mierda! Mejor nos apuramos antes de que nos cobren un día extra. Busca mi tarjeta en los bolsillos de mi pantalón y baja a pagar porfa.

-Mejor que nos cobren el día completo –dijo volviendo a ponérseme encima– Así nos quedamos desquitando.

Me hizo matar de la risa -¡Qué! ¡Quita! Con la de cosas que tengo yo que ir a hacer. Me saliste más insaciable que la Paris Hilton –le dije haciéndolo a un lado para empezar a vestirme yo también.

-Oye ¿y esta foto? Preguntó sacando algo de mi billetera.

-Es la foto individual que me sacaron para el anuario. Siempre la llevo en la billetera.

-Sales muy guapo.

-Gracias, se hace lo que se puede.

-¿Me la puedo quedar?

-Por supuesto –dije tomándolo por los hombros desde atrás y dándole un beso en la mejilla– A esta hora no debe haber nadie en casa de mis padres ¿Quieres ir a desayunar allá? De paso aprovechas y te das un duchazo.

-Mejor me pasas dejando por mi casa, estamos como a diez minutos.

-De acuerdo –dije abrazándolo fuerte, así nos quedamos largo rato.

-¿Me vas a llamar? –le pregunté con el carro frente a su casa antes de que se bajara.

-Sí –dijo dándome un beso antes de irse.

El lunes siguiente cada uno empezó el semestre de otoño. Supe por nuestros amigos en común que había terminado con su novia, pero todavía no ha llamado.


Knox


Ver todos los relatos de este autor





¿Quieres ser colaborador de la página?

Si escribes relatos eróticos de temática gay y te interesa publicitar tu blog o simplemente publicar algo tuyo en esta página, envíanos tu relato a esta dirección: relatogay@gmail.com


Ir a la lista de Relatos