Habitación 417



Habitación 417

Autor: david

Email: biscreto18@yahoo.es

Ya estaba delante del hotel y creía tener claro cómo llegar a la habitación sin necesidad de preguntarle a nadie. Me había enviado un sms en el que me dejaba claro el cómo llegar y las ganas que tenía ya de comerse mi polla.
Con la seguridad que siempre me ha caracterizado pasé por delante de la recepción con el típico número de qué voy hablando por el móvil y no me apetece que me molesten.
El ascensor ya estaba abierto esperando a que yo llegara, para subirme directamente a mi cita. Así que no dudé, me metí dentro y aproveché para esos últimos retoques de ascensor.
Toco rápido en la puerta de su habitación, lo hago muy discreto ya que me dijo que se hospedaba con un grupo de trabajo en el hotel. No vaya a ser que el de al lado esté justo en la puerta y le extrañe una visita a esta hora. Siempre está el típico compañero toca pelotas de un grupo.
Las cartas están echadas, ya hemos visto nuestras primeras armas, y aunque él intente disimular, es incapaz de aguantar la mirada.
No se parece mucho al de las fotos, se nota que los años han pasado y él intenta seguir siendo el mismo, pero nada más lejos de la realidad.
En la segunda frase ya descubro algo que no me gusta demasiado. ¡Tiene pluma!, pero lo peor es que lo que tiene es pluma de niña buena, amable y vendedora de galletas.

Una vez dentro. Quisiera deciros que me tiemblan las piernas, que tengo el pulso acelerado, que estoy empezando a sentir sudores fríos por todo mi cuerpo. Quizás así no estaría tan mal visto como piensan algunos. Pero nada más lejos de la realidad, yo disfruto con esto y si siento alguna de las sensaciones antes descritas, las dejo en la puerta del hotel.
No siento que sea yo el que folla con ese tío. En ese momento soy otro hombre, o como a mí me gusta llamarle, en esos momentos soy Furia.
Furia es una mezcla de lo peor de mí, casualmente elegí ese nombre de guerra tras unas largas sesiones de juego al final fantasy 7. (Curioso verdad). Pues el caso es que en el juego existe un poder para los personajes llamado Furia, y solo son capaces de usarlo en momentos extremos ya que necesitan sufrir bastante para poder desarrollarlo. Paradójicamente me sentía identificado. He necesitado sufrir mucho para poder desarrollar mi furia hasta el momento de poder controlarla y por eso elegí ese nombre.
Siento que está bastante nervioso y eso hace que me crezca aun más.
Después de clavarle mi mirada más cachonda un par de veces, rozarlo en repetidas ocasiones, y pegarle una comida de boca contra la pared, pasé con gran chulería y dejándole en pleno calentón a darme una ducha en actitudes chulescas.
El baño de la habitación era de mármol travertinos beige, con las piezas sanitarias en blancas. Muy espacioso. Dejé la cortina de la bañera media abierta, mi intención era la de que él se acercara a pedir lo que relativamente en ese momento era suyo. Pero ni con esas, me hablaba desde fuera con el típico respeto que se le tiene a un amigo cuando se está duchando. Eso la verdad que me cortó bastante el rollo, me hizo pensar que con qué clase de tío estúpido me vine a juntar. Como es posible que no deseara comerse mi polla chorreante de agua o como pudo resistirse a contemplar desnudo lo que acababa de comprar. No lo entendía, así que decidir probar con otras técnicas. Al fin y al cabo, yo tenía que conseguir que ese tío rozara el cielo de placer y tenía que conseguir que me idealizara más que a su dios.




Me gusta entregarme al máximo cuando trabajo. Pienso que ellos pagan para conseguir algo que no han conseguido hasta ahora. En la mayoría de las ocasiones simplemente quieren sentirse bien, es curioso, pero hay personas que solo aceptan su homosexualidad delante de un profesional. Para ellos nosotros somos peores que ellos, quizás ellos son maricones, pero nosotros para ellos somos putas, y eso les hace sentir bien consigo mismo. Son mis muñecos manipulables al cien por cien, así que me da igual lo que ellos piensen en ese momento, yo tengo que encargarme de enamorarlos, tienen que sentir una comodidad conmigo que no sientan con nadie, así me aseguraré la idealización y por lo tanto su sumisión.
Cuando salí de la ducha y me dirigí hacia la cama, comprobé que ya me esperaba desnudo acostado en ella.
Era una persona corpulenta, no era gordo, pero sí muy alto y ancho de espaldas. El pelo lo llevaba en un corte clásico de caballero. No marcaba ningún músculo, pero tampoco marcaba ningún michelín. El pollón estaba muy bien, unos 20cm y acompañado de una gran bolsa de huevos. La verdad es que había tenido suerte. No estaba tan mal, es más, yo creo que me lo hubiera follado igual en otras condiciones.
Le pido que se dé la vuelta en la cama, mientras él me observa desnudo. Me dispongo a hacerle un masaje, ya que ha sido lo acordado, un masaje y una mamada.
Una vez acostado boca abajo, me subo a la cama por el lado de sus pies y dejando que toda mi polla roce sus gemelos, muslos, y como no, finalmente meterla entre sus ingles, sentarme y ya disponía de toda su espalda para mí.
No es que tuviera ganas de hacerle un masaje, pero gracias a eso puedes cobrar un poco más caro el servicio.

Empecé por cuello y espalda, mientras pasaba por brazos. A todo esto yo no paraba de cambiar posiciones para poder dar mejor el masaje y mientras me cambiaba de sitio, procuraba rozarle con toda mi polla por donde pudiera. El no veía mi polla porque estaba acostado boca abajo, y por eso le daba tanto morbo sentir que le estaba rozando con mi capullo.
Lo malo de los masajes es que pueden llegar a aburrir, por eso pretendía calentarlo mucho para dejar el tema de lado. Me senté a un lado de la cama, cogí su brazo hacia atrás y mientras le ponía la mano en mi polla que ya empezaba a ponerse empalmada, le hacia el masaje en el hombro. Fue ahí cuando ya empezó a soltarse el tío. Me tocaba la polla como el que toca un trofeo, y no miraba hacia ella, supongo que le daría más morbo imaginar que ver.

Terminada de masajear la parte superior del tronco, me fui al culo. La verdad que parecía tener un buen culo follador y eso me daba muchísimo morbo. Le masajeé el culo de una manera muy sensual y acabando con los dedos en la raja de su culo. Con lubricante en las manos le trabajé su ojete. Y mientras, continuaba rozándole la polla por los muslos.
Esto hizo que no pudiera más y decidiera dar por terminado el masaje y pasar a la acción. Se incorporó boca arriba y ya vi que tenia la polla como un burro. Aproveché y le metí la mía entre su huevos y simulé que lo follaba mientras le miraba directamente a los ojos y pegaba mi nariz a la suya. Aumenté la respiración mientras todos mis gemidos iban a parar directamente a su boca. El quería besarme pero yo me quitaba cada vez que pretendía intentarlo, para volver a ponerme justo a un centímetro de su boca. Notaba como eso hacía que se excitara cada vez más, hasta que no pudo más y con fuerza me dio la vuelta para dejarme a mi debajo, así se aseguraba acercar su boca a la mía, impidiendo que pudiera escapar de sus besos. Me comió la boca de una manera muy pasional. Chupaba mis labios como si fueran manjares nunca antes probados. Y le encantaba succionar mi lengua dentro de su boca.

Después de la boca pasó al cuello. Personalmente es algo que no me gusta mucho. Me siento un poco mujer mientras me comen el cuello. Y además odio que me dejan marcas, así que con sutileza hago que siga su camino y deje mi cuello en paz.
Empieza a comerme los pezones. Comentándome lo que le gustan. Tengo los pezones pequeños y no sé si por morbo o que, llegó a comparármelos con los de un niño. A lo cual yo aproveché para añadir que no de un niño cualquiera, sino de su niño de papá. (La cosa es ponerlos cachondos).

En los abdominales no se centró mucho, casi que solo pasó por delante de ellos. La culpa la tuvo un tatuaje que tengo justo al lado de los abdominales y por encima de la ingle. No es una zona normal para un tatuaje, quizás por eso triunfa tanto el tribal. A mí personalmente no me gusta que me coman el tatú, yo no siento nada, para mí es lo mismo, el morbo visual es para quien lo hace, para mí es como si me chuparas el codo.
Por fin llegó a mi polla. Se le nota muy ilusionado, por lo cual, creo que debo mantener esa ilusión y no dejar que se la coma sin más. Uno siempre quiere lo que no tiene.
Le pido que me mire, que me da mucho morbo ver cómo me la chupan. Le agarro su boca con la mano mientras le meto el dedo gordo en ella. Así soy yo el que decide lo que se hace ahí abajo. Le acerco su boca a mi polla y le pongo toda la pinga reventada de empalmadera a un centímetro escaso de su boca, prohibiéndole que me la chupara. - Antes quiero ver como la deseas- le digo mientras noto como hace uso de lo poco que puede. Fue listo porque al no poderla chupar optó por aspirar lo máximo posible para que el olor de mi polla le llegara lo más adentro posible. Empecé a rozársela por toda la cara. Ojos, cachetes, nariz, gracias a esto he podido comprobar el poder de una polla. Y el poder de dejarse llevar.


david


(Este relato participó en el Primer Concurso de Relatos Eróticos Gay - Agosto/Septiembre de 2009)


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