Pequeña gilipollez con nocturnidad y alevorgía



Ocurrió al llegar a casa una noche de verano
Con un palmo de narices y las llaves en la mano
me quedé al ver a mi hombre, qué hijo puta, vil gusano,
practicando una fellatio a su jefe, un italiano.

Imaginar ya imaginaba que mi hombre le comía
el manubrio a aquel engendro (y otras cosas que le haría).
Mas le dije muy indignado que no le perdonaría
que se la mamara en casa en vez de en la pizzería.

Me cagué en Dios, en mi padre, también en la mar salada
Por haber llegado a tiempo y presenciar esa mamada
Si yo fuera Van de Kamp, una mujer desesperada
Me pondría a cocinar y aquí no ha pasado nada.

Me marché dando un portazo porque tengo más orgullo,
Y le dejé al jefe el cochazo que ya ni parece el suyo
No me cruzaré de brazos, eso dije en un murmullo
Y me fui a por un chulazo pa sentarme en su capullo.






Paseé cual alma errante entre un buen montón de gente
Y me dije, es una suerte que nunca duerma el ambiente
Le pregunté a un tío bueno y me dijo “ah, se siente”
Ya he quedado con Spunky para un polvo en el Enfrente

Después de dar mil vueltas terminé más que estresado
Y volví a casa sin nadie pese a lo que había jurado
Mi hombre pidió perdón, el jefe se había marchado
Le pedí que no me hiciera que buscara un abogado.


Chorraaaaaaaada del día.


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