Temporeros


Título: Temporeros
Autor: alone


Mi campo no es de una gran extensión pero tiene una tecnología que lo hace de gran productividad. El verano austral - estoy en la zona central de Chile- produce que mucha gente se mueva buscando trabajo en la producción de la fruta.
Es así como cada año llegan muchos jóvenes a trabajar como "temporeros", es decir, se quedan por dos o tres meses en un lugar y luego se marchan a otro.

Yo habilité un lugar donde los hombres puedan quedarse a vivir -huelga decir que prefiero los hombres para que me trabajen…..- con algo de comodidad. Llevo una buena relación de empleador con ellos. Mis amigos gay se deleitan cuando me visitan.

La historia que narro acaba de pasar. Luego de año nuevo llegó del sur un grupo de diez muchachos, su edad promedia los veinte años, quedaron trabajando a principios de Enero en el fundo, viviendo acá; yo suelo estar mucho en el lugar de campamento; me gusta mirarlos sobre todo cuando solo los cubre un pequeño short y dejan sus cuerpos a la luz de este tórrido sol.

También a eso de las seis me doy unas vueltas por la zona de las duchas y, hay que ver cuanto goce viendo esos cuerpos jóvenes, apretados e incitantes.

Ellos murmuran, lo sé, que el "jutre" (patrón) es medio raro, que los mira mucho, y a mí me gusta este jueguito, para ellos es casi un honor que el caballero los mire.

Bueno, del grupo que llegó hay tres muchachos, Adrián, Alberto y Javier que los he empleado para que se ocupen del jardín y del aseo de mi casa, me cuentan que esto les ha acarreado la envidia de los demás. Y el mote de ser los que se trancan al patrón.

Es que son demasiado buenos para perder la oportunidad de gozarlos.

Adrián vino primero, tiene dieciocho años, un morocho bello y vivaz, le pedí que me pintara la cocina, en ello estuvo todo un día y por la noche le dije que se bañara en mi baño, tanto podía dormir en la pieza de alojados.

¡Quítate la ropa afuera para que la lavemos! Le dije. Me respondió que él mismo la lavaría, que no me preocupara, hasta que finalmente se desnudó delante de mí. Mamma mia! El muñeco estaba de miedo, un cuerpo moreno y perfecto, una peluria que le bajaba por el vientre y unas piernas apretadas y peludas.

Le dije que estaba muy bien, me dijo que así se volvían los campesinos, con tanto trabajo, y no hacía falta más ejercicio.
Se volteó y aprecié su pene, ¡que linda presa!, mi excitación subía cada vez más.
Se dio un baño, le dije que usara la tina, me dijo que jamás se habia bañado en una; la llenó y yo entre a echarle sal y jabón.
Le pregunté si quería un masaje en los hombros, me miró extrañado y me dijo que bueno.
Bueno, una vez que el muchachín estuvo relajado le comencé a lavar el pelo y le pedí que se levantara para restregarlo con la esponja, me miro más extrañado aún, comencé por su pecho, sus nalgas y luego me detuve en el vientre. Le dije que se tirara el capullón para afuera para hacer un buen aseo y sacar la ricotta, no es circunciso. Ahí me dijo que él se lavaba solo, que no le gustaba eso y que por si acaso no era maricón.

Pero usó un tonito casi de misericordia, es que estaba hablando con el patrón…

Le dije que no temiera, que me gustaba hacerlo y que me disculpara si lo había molestado.
No pasaron cinco minutos y mientras lo secaba comencé a besar sus hombros, Adrián temblaba y me dijo que nunca había hecho nada con nadie, ni siquiera con una novia que tuvo que solo le había tocado -corrido mano- yo le dije que me gustaba desde el inicio cuando llegó y que solo quería que se quedara a dormir conmigo esa noche. Él se giró y mirándome a los ojos me di cuenta que estaba durísimo. Le besé como a pocos y le dije que esa noche sería muy feliz.

Él se fue al campamento, y con la excusa que debía trabajar de noche en la pintura, volvió a mi casa. Rosa, mi empleada, que me adora, lo atendió muy bien, le hizo comer y le pasó una ropa cómoda y decente, no sin antes advertirme a que tuviera cuidado con estos niñitos…

Bueno, esa noche fue intensa, el Adrián resultó un potro, al final no me dejaba dormir, me abría el culo con sus dedos y por lo menos me penetró nueve veces, recuerdo esa gran noche (será motivo de otro relato….)


La mañana siguiente continuó el laburo, le pedí que se ocupara de los cuartos traseros que necesitaban un arreglito, le pregunté si no conocía alguien para el jardín que supiera con las máquinas podadoras; me aludió a Alberto y le dije que me lo trajera.

Alberto es un chico largo y buenmozo, blanco casi lácteo con unos ojos pardos maravillosos. Se quedó conmigo en el jardín y para otros servicios. Alberto y Adrián me dijeron que si acaso no tenía curro para su amigo Javier, que los tres siempre andan juntos y él estaba solo. Bueno, le dije que se ocupara de la piscina y así lo tres están trabajando para mí viviendo en unos cuartos en el patio trasero.

Javier es muy hermoso, es un churrazo, tiene 28 años, y un cuerpo de miedo. Un día que limpiaba la piscina, una tarde calurosa, le dije que por qué no se metia al agua; al menos si lo hizo nunca lo habría hecho ante los ojos del Patrón. Me dijo que estaba sudado y que solo tenía esos bermudas.

Le dije, pero si quieres quítate la ropa, tanto no hay nadie y nadie puede ver. Yo en tanto me quité el bañador y me tendí a la vera del agua. Con mi culo al sol. Javi se quitó su camiseta y los pantalones cortos y no llevaba nada debajo. Admiré un colgajo enorme, en reposo media casi 13 cm. Y con el glande expuesto, como a mí me gustan.

Se metió bajo la reguera y luego se lanzó al agua, comentábamos lo buena que estaba y luego me metí yo, así comencé a acercármele y en un dos por tres le acariciaba con mi rodilla su pollón, y vi como casi automáticamente se erguía majestuoso.
Hablamos y me contó que había estado liao con varios tipos, aunque él prefería las mujeres pero que hay que darle al cuerpo lo que pida.

Recuerdo que hacía un calor enorme, pero estaba yo tan cachondo caliente que me volteé súbitamente para que Javier me empalase, y fue literalmente un empalamiento, su polla mide casi 26 cm. Aunque mi orto -culo- está entrenao igual el placer se sumaba al dolor, lo hicimos en el agua aunque antes de acabar nos salimos y terminamos en el pasto.

Esa noche Javier se sumó a Adrián en mi cama, hicimos de todo incluso logré penetrar a Javier, después de mucho insistir, debo confesar que mi fantasía total es poder follarme al machito que me acaba de follar. El climax de mi goce es empalarme a un macho.

Alberto me ha salido más duro, me esquiva y solo le he mamado su polla roja, hace unos dias le vi pajeándose con unas revistas gay que tengo en casa pero no le he dicho nada.

Javier me gusta mucho, en una de esas no lo dejo marchar en Abril cuando acaba la temporada, he salido mucho con él y tiene un savoir faire enorme así que no me hago problemas en presentarlo como un amigo a mis amistades; es un tipo con más mundo y me gusta, me besa como pocos… pero ya veremos.



alone