¿Te ha gustado?
Título: ¿Te ha gustado?
Autor: tatojimmy
- Agggg… agggggg… agggggggggg… ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!
Diego seguía moviendo sus caderas. Adelante y atrás. Pero cada vez más despacio. Quería aprehender hasta la última miaja del placer que le había proporcionado esta corrida. Sintiendo en cada poro, en cada célula de su miembro esa especie de corriente eléctrica que había supuesto ese orgasmo. No recordaba Diego haber tenido esa explosión de placer en su vida. No es que hubiera tenido muchas relaciones tampoco…
Diego se paró al final. Estaban los dos a cuatro patas. Adrián se movía también adelante y atrás… pero muy despacito… y hacía unos ruiditos con la boca, como si fuera el ronroneo de un gato. Estaban los dos sudorosos… Diego todavía no había sacado su miembro del culo de Adrián. Estaba recostado sobre su espalda y envolvía su cuerpo con sus brazos. Tenía apoyada también la cabeza sobre el cuello de su compañero.
Adrián al final hizo un pequeño movimiento que hizo que Diego se incorporara. Fue sacando su miembro con cuidado, ya había perdido algo de su erección, y no quería que se quedara el preservativo dentro. ¡Qué marrón, si no! Se quitó el preservativo e hizo un nudo, mientras Adrián iba al servicio.
Cuando Diego volvió de la cocina, de tirar a la basura el preservativo, Adrián estaba tirado en la cama, fumándose un cigarrillo. Diego se tiró a su lado. Adrián le ofreció una calada, pero no quiso.
- ¿No dices nada? – dijo al final Diego.
- Que quieres que te diga…
…
…
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- ¿Te ha gustado?
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- No ha estado mal – mientras exhalaba el humo de la última calada del cigarrillo.
…
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- No te sigo… no sé de que vas.
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…
- No voy de nada, cari. Hemos follado y ya está.
- Pero antes me dijiste que yo era algo más para ti…
- Y eres un amigo…
- Déjate de chorradas de amigos ni hostias. Que yo te quiero…
- No digas mamonadas. Me quieres, me quieres, si nos acabamos de conocer.
- Una semana.
- Pues eso. En una semana no puedes querer a nadie.
- ¿Y follar sí?
- Para eso no necesitas ni conocer.
- Para mí es algo importante.
- Por eso esperamos 4 días.
- 4 días, sí, es toda una vida.
- Pues para mí lo es.
- 4 días no es nada.
- Cuestión de visiones.
- Dices que en 4 días no se puede querer a nadie, y en cambio dices que eres amigo mío.
- Sí.
- ¿Cuántos hermanos tengo?
- Ni zorra. Ni falta que hace.
- ¿Cómo me gusta el café?
- Tienes boca ¿no? Ya dirás cada día como te gusta.
- ¿Sabes que estudio?
- ¿Psicología?
- Dejé de estudiar a los 16. He trabajado durante estos 3 años pero ahora estoy en el paro.
- ¿Y yo? ¿Qué estudio?
- Ni puta idea. Pero yo no te llamo “amigo”.
- Pero dices “te quiero”.
…
…
…
…
- ¿No te ha gustado entonces? – era ahora Adrián quien preguntaba a Diego.
…
…
- ¿Tienes un piti? Me apetece fumar ahora.
Adrián se levantó de la cama y se fue al salón. Cogió su bandolera y de ella sacó un paquete nuevo de Marlboro. Fue abriendo el paquete mientras volvía hacia la habitación. Cogió el mechero de la mesilla y encendió un cigarrillo. Se agachó para dárselo a Diego, poniéndole el cigarrillo en sus labios. Pero cuando este iba a coger el cigarrillo con los labios, Adrián bajó en un movimiento rápido y le besó, pasándole el humo de la primera calada. Diego se quedó sorprendido… pero no cabía duda de que le
gustó… sintió como su miembro se hinchaba un poco…
Se quedaron otra vez en silencio. Adrián se había tumbado otra vez en la cama.
- No me has contestado – se atrevió a preguntar otra vez Adrián.
- Creía que te la comía.
- ¿Cómo me la va a comer? – Adrián se incorporó y se le quedó mirando con gesto ofendido - ¿Te crees que no me importa que disfruten mis parejas?
- Eso has dado a entender alguna vez…
- Tío, lo que quiero decir siempre es que no quiero que se pille nadie por mí. Es un polvo y ya. Si entramos en que si ese beso, esa caricia, que he sentido que me amabas… eso son mariconadas estúpidas.
- Vale. A mí me gustan esas mariconadas…
- Pero joder, parece que no has disfrutado conmigo…
- No te has corrido.
- ¡Joder! Ya te he explicado que yo disfruto de otra forma.
- Una mierda. Lo que pasa es que habrás quedado con otro para el que sí tienes que correrte. Y te guardas tu leche para él.
- Eso son chorradas.
Adrián se levantó de la cama, y empezó a caminar como un poseso por la habitación.
- Y todo por preguntarte si te había gustado, tío. Con un sí, me hubiera bastado. O con decirme que te había molado que te la chupara cuando estabas haciendo el pino, o que te ha gustado sobre todo cuando te he lamido el ano… cuando he pasado suavemente por tus pliegues mi lengua… y eso te ha producido como descargas eléctricas en todo el cuerpo. O que te ha gustado cuando te he mordido suavemente el perineo… o cuando he recorrido con mi lengua tu polla… o cuando he recogido la primera gota que ha salido por ella… podrías haberme dicho que no te he hechos sentir nada cuando te he acariciado la parte de atrás de la rodilla, pero que cuando me he metido los dedos de tu pie en mi boca, te has estremecido… has notado como una oleada de placer subía, tibia pero segura, hacia tu pecho… y que ahí, en tu pecho, te ha hecho sentir el hombre más feliz del planeta. Podrías haberme dicho que te habías sentido incómodo cuando me has lamido mi culo por primera vez. O que te ha puesto a mil chuparme el lóbulo de la oreja. O que cuando me has acariciado con tus manos la parte interior de mis muslos, y has notado como eso me creaba pequeños estertores incontrolables de placer en todo el cuerpo, ha hecho que te sintieras cachondo. O cuando has puesto tu pie sobre mi polla y la has masajeado suavemente… y has conseguido que de morcillona pasara a estar dura como el acero, tú ahí, de pie sobre la cama. Yo tumbado en ella, agarrando los barrotes… y sintiendo como los dedos de tu pie rodeaban una y otra vez mi polla… arriba y abajo… como la forma de la planta se adecuaba a mi miembro… has estado a punto de hacerme correr… mamón… o podrías haberme dicho lo bien que te lo has pasado metiendo los dedos en mi culo, para lubricarme… como te ha gustado jugar con ellos dentro… porque sentías que eso me producía otra vez unos movimientos que no podía controlar… porque eso te hacía sentir bien… porque tus dedos dentro de mi culo, hacía que tu polla estuviera dura… y dura… O podrías haber dicho el bajón que te ha dado cuando has ido a penetrarme, cuando estaba boca arriba en la cama, con las piernas en tus hombros… que te sentías como nervioso, sentías como vergüenza, porque pensabas que me ibas a hacer daño, y que ibas a ver mi dolor en mi cara, y eso te ha puesto nervioso… y se te ha bajado… aunque cuando hemos cambiado de posición, y me he sentado sobre ti, y he acariciado tu polla con mis mofletes, siguiendo el camino de mi raja… enseguida has recuperado la erección… más dura si cabe que antes… y me he colocado encima… y me la he metido poco a poco… me he agachado y te he besado los ojos… una… otra vez… les has cerrado… y yo me he metido tu polla en mi culo… poco a poco… y he empezado a subir… a bajar… casi te corres al principio… he parado a tiempo, y he conseguido pararte la corrida… luego comencé de nuevo… respirabas entrecortado.. querías durar… al final has cogido el ritmo… Podrías haberme dicho lo que te ha parecido el intento de cambiar de posición sin sacarla. Al final se ha salido… pero nos hemos reído… Me has vuelto a penetrar a cuatro patas… guau, guau… sudabas condenado… ¡¡Como sudabas!! Sudabas placer… sudabas gozo… Podrías decirme todas esas cosas… o lo que has sentido cuando te he apretado con mi esfínter tu polla… ahí no has podido resistir y te has venido… como nunca lo has hecho… lo decías en susurros… Podrías decir por ejemplo, que te estabas poniendo a mil… mientras recordabas, aunque no querías decirme que te había gustado más… Podrías haberme pedido que te ayudara con esa erección que vuelves a tener… Pero no te preocupes que mis manos siempre están dispuestas… espera que me las humedezco – Adrián se lamió sus manos mientras se acercaba al falo de Diego – y te masajeo para que te relajes… bueno, bueno… si ya estás a cien… pero si te has corrido antes a mares… no, no, ya no hables… ya está todo dicho… gime si quieres… así… mira hacia el techo, tensa tu espalda, apoya tu cuerpo sobre tu nuca. Levanta tu culo… así… despacio… yo te masajeo… tensas más tu cuerpo, tensas más tu pene… paro mi mano sobre la cabeza de tu polla… la aprieto ahí… suavemente… un ligero movimiento… de mis dedos… gime, hombre… grita…
- ¡¡¡Mamónnnnnnnnnnnnnnnnnnn!!!!
Diego dejó caer su cuerpo sobre la cama. Las rodillas levantadas. Los pies pegados al culo. El tronco de medio lado, al igual que la cabeza apoyada a medias sobre la almohada. Adrián retiró su mano manchada de semen del miembro de Diego, se la llevó a su boca, y fue recogiendo con su lengua todos los restos que llevaba.
- Pues ves, no te había costado nada decirme que te había parecido nuestro sexo hoy.
- Si ya lo sabes…
- No, no lo sé. Lo intuyo, que es distinto. Y tanto que te gusta decir “te quiero” a alguien que conoces desde hace 4 días como quien dice, podrías haberle dicho lo que te había gustado. ¿O tienes confianza para comerme el culo y no para decirme que te ha gustado comérmelo?
- ehhhh…
- Descansa, volveré en unas horas.
Diego se giró en la cama, poniéndose cabeza abajo, escondiendo su cara en la almohada. Mientras Adrián empezó a vestirse.
- Te vas con el otro.
- Eso a ti no te importa. Pero no te preocupes. Cuando vuelva, haré que ese agujero tuyo no quiera volver a separarse de mi lengua ni de mi polla.
- Eso será si estoy todavía aquí…
- Diego, no se si tú estarás… pero tu ano está ahora mismo palpitando… está diciéndome que me esperará… parece el palpitar de tu corazón… está diciéndome ¡Cómeme Adri, cómeme! Está invitando a mis dedos a introducirse en él… a que mi lengua también se meta en su cueva… está invitando a mi polla a que también tome posesión de…
- ¡Idiota! – Diego se incorporó y le tiró la almohada a Adrián.
- Mira como me voy… con la polla caliente y dura. Es por ti…
- ¡Lárgate! Así volverás antes…
- Descansa, lo vas a necesitar… jajajajajaja.
Diego le tiró la otra almohada… mientras Adrián se escapaba hacia la puerta de su casa.
tatojimmy
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