Sexo con el ebanista
Título: Sexo con el ebanista
Autor: R. R.
Soy Andrés, tengo 32 años, mido 1.72 de estatura, 76 kilos, piel bronceada, con un cuerpo y abdomen muy definidos.
Vivo en Colombia, ciudad de Medellín, en el sector agropecuario.
Hace poco, hablando con una tía, le comenté que necesitaba un ebanista para reparar los muebles del comedor y la sala, ella me recomendó a alguien que ella conocía que le parecía que trabajaba muy bien.
En la noche se me ocurrió llamar al ebanista para quedar en que viniera al día siguiente en la mañana antes de salir para la oficina. Cuando yo salía del baño llaman a la puerta. Oh, sorpresa, es Guillermo, amigo de la infancia, el aclamado ebanista. Un hombre de unos 34 años, delgado, de estatura 1.78. Cuando me ve se sorprende y me saluda, hola muchachón; lo invito a entrar, le ofrezco algo para tomar, me pide cocacola. Comenzamos a conversar, él me cuenta sobre su vida, lo cual me cuenta que se ha casado, tiene 2 hijos. En esas me pide que para ir al baño, yo lo guío hasta allí, él entra y no cierra la puerta.
Yo me pongo muy nervioso, e inmediatamente me regreso al comedor a donde estábamos conversando, él sale del baño y dice, hey mano, ¿que hago para aumentar de peso?, que yo soy como los toros, verga y güevas, ¿querés ver?, me dice; yo me tupo, pues nunca me imaginé de un tipo de estos diciéndome estas cosas. Se bajó la bragueta del vaquero y muestra tremenda verga gruesa, larga y unos huevos... Yo me quedo quieto, como paralizado, y me dice toca eso, es tuyo. Me agarra de la mano y me aproxima a él, me pone mi mano en su verga y me dice, vea que no es mentira, y dice ¿ya ves que sí parezco un toro?
Vuelve y sienta en una silla del comedor y me dice ¿por qué no me regalas una cerveza?, le digo listo y voy por ella a la cocina, cuando vuelvo está completamente desnudo exhibiendo tremenda verga y unos huevos muy bonitos, grandes, todo rasurado, con un cuerpo delgado pero atlético, se veía muy bien. Se toma casi la cerveza de una y me dice, y vos ¿que tenés para mí? y me mira hacia mi verga. Yo estaba con la toalla envuelto, debajo tenía puesto unos pantaloncillos Calvin K., yo me los quité y levanté la toalla y le mostré, él se sorprendió al ver mi verga y dice ,ufff, sí la tenés grande. Me pide otra cerveza, se la traigo, me pide que le haga poses y le muestre lo que le voy a dar.
Yo levanto la pierna, me toco la verga, le muestro como me toco el culo con los dedos, él se excita mucho, me dice, quiero tener la experiencia con otro hombre, nos tiramos en un sillón, hacemos el sesenta y cuatro, nos chupamos la verga, yo le toco el culo, a él le molesta, luego le meto lengua y grita de placer, me pide que voltee para ver mi culo en forma. Comienza a darme lengua, me pide que le abra el culo, que me le pare en cuatro, que levante un pie, que voltee la verga como sobándome el culo con ella. Hacemos de todo, vuelve a meterme la lengua por el culo y me dice que ya estoy dilatado, que ahora sí me va clavar; la verdad, pocas veces lo he hecho, lo hacía únicamente con mi pareja, pero esta vez cedí, pero le pedí que lo hiciéramos despacio, me puse en cuatro en la punta de la cama y él de pie, comenzó a follarme y no aguanté, sentí un dolor, le pedí que lo sacara, llevaba la mitad, él siguió metiéndome los dedos, hasta que de una me envistió y me la metió toda, yo grité de dolor, él se quedó un momento quieto hasta que comenzó a moverse, a entrar y sacarlo, ahora sentía un placer... Me volteó, me dejó en la punta de la cama, él se arrodilló y esta vez la sentía toda pues con esta posición permitía que sintiera toda la verga en mi culo, ese sonido de los huevos contra mi cuerpo era excitante...
Ahora me pide que me siente sobre él y me trague toda su verga para que yo cabalgue sobre él y de frente, que me quiere ver venir encima de él.
Él se acuesta, yo me siento sobre su verga y comienzo a metérmela yo mismo, él decía que esto fue lo mas excitante para él, ver que yo me metía su verga en mi culo, esta cabalgada, duro, ufff , hasta que me dice vengámonos los dos juntos. Aceleramos el ritmo, yo me la metía y la sacaba del todo, esto es el cielo…
Nos vinimos juntos, el grito fue impresionante, parecía caerse el mundo, yo le solté leche hasta en la cara. Nos duchamos.
Ahora sí miró el trabajo, hizo el presupuesto, quedó en que se llevaba de a una silla, la arreglaba y luego volvía por otra.
Ya saben cual era la intención.
En otra parte le contaré qué siguió, porque la pregunta fue después de la culiada: hey mano, usted, tan hombre… ¿qué siente cuando lo clavan....?
R. R.
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